#ElPerúQueQueremos

¿Y dónde está el negocio?

Publicado: 2012-10-11

Cuatro jóvenes e intrépidos amigos, después de una de esas charlas motivadoras para emprendedores y antes que se nos escape la motivación, nos sentamos a pensar un negocio que hacer para foguearnos un poco. La pregunta era: ¿dónde estaba la gente?, ¿dónde estaba el negocio? Estábamos por iniciar las eliminatorias, hace varios mundiales, había esperanza, antes del matemáticamente, así que, tras poco discutirlo, decidimos ir a pintar caras al estadio.

Contrataríamos chicas bonitas, estudiantes de Arte,  para ilustrar las caras de los fans con diseños novedosos, a cinco soles la cara. Raúl conocía las chicas (yo no: ver post "cómo conseguir chicas"), Gerardo y yo conseguiríamos las pinturas y unas esponjitas. Entre la lluvia de ideas, Pedro dijo que mejor sería vender la pintura con una esponjita y que cada cliente se pinte a su gusto. Nones le respondimos, eso no tenía ninguna gracia, pero por si acaso compramos las esponjitas y los pequeños recipientes.

Llegó el día del día y la hora de la hora; llegamos temprano al estadio nacional y nos instalamos cerca del ingreso. Ya había un mar de gente, entre los hinchas y los vendedores. Al grito de: ¡Pinta tu cara Perú! comenzamos a vender el servicio de pintado de caras para fanáticos de la selección. Muchos compraban con gusto. Fue increíble; salimos en la tele y todo eso.

Anécdota 1: una vendedora ambulante nos comenzó a conseguir clientes: ella les cobraba 10 soles, nos entregaba solo 5 y se quedaba con 5. ¡Maestra!

Anécdota 2: en menos de una hora ya nos estaban “pirateando”. Otras personas comenzaron a pintar caras a 3 soles. ¿Nuevos competidores? Y además varios ambulantes copiaron nuestro pregón: ¡compra tu polo Perú! ¡Toma tu emoliente Perú!

Pero nuestro verdadero problema fue el post venta: los policías no dejaban entrar al estadio a personas con la cara pintada, por miedo a los pandilleros que se podían infiltrar. Así que nuestros clientes, después de hacer toda la cola de ingreso, debían resignarse a lavarse la cara o a quedarse afuera.

Felizmente, aún teníamos las cajitas con pintura que compramos por sugerencia de Pedro. Comenzamos a ofrecerlas y finalmente la mayor parte del ingreso provino de esa venta. No ganamos mucho dinero, pero fue una gran experiencia.

Mi aprendizaje principal de ese día gira alrededor de la definición del negocio. Una vez que entramos en operación la idea se transforma: debemos estar muy atentos al entorno y ser capaces de adaptar nuestro negocio. Por ejemplo, si nos dedicamos a las artesanías: ¿seremos productores, distribuidores o comercializadores? ¿Venderemos insumos, herramientas o producto terminado? ¿Ofreceremos servicios de capacitación y asesoría? ¿Tendremos una tienda o nos acercaremos punto por punto, casa por casa? Hay que plantear el partido con inteligencia, pero mucho de ello se definirá recién en la cancha.


Escrito por

Javier Zapata Innocenzi

Autor de Seres Mágicos del Perú y Camino Emprendedor. Compilador de Relatos Mágicos del Perú. Editor en Malabares. Docente PUCP.


Publicado en

camino emprendedor

ser, soñar y hacer; el camino emprendedor