Un último empujón
Hace algunos años tuve el honor de ser entrevistado por Guillermo Giacosa en su programa de radio, con motivo del lanzamiento del juego Empresario. Yo lo seguía desde sus programas Informalísimo y Mapamundi, y creo que además de conversador entretenido, es un gran comunicador.
Poco antes de iniciar la entrevista, le comenté que yo estaba algo nervioso; no era necesario decirlo, pues el temblor de mis piernas hablaba por mí. Giacosa me dijo que después de tantos años en radio y televisión, él no había logrado quitarse ese momento de nerviosismo previo al inicio de un programa, pero que eso no era un problema; ya se había acostumbrado a iniciar una presentación en público con esa pequeña dosis de pánico. Es más; me dijo que si antes de comenzar un programa no se sentía nervioso, este no resultaba bueno, pues la ausencia de emoción restaba energía a la presentación.
El consejo de Giacosa me ha sido útil en incontables ocasiones: perderle miedo al miedo, aceptar el temor como compañero de aventuras, lanzarme a la acción aunque tenga dudas. Ahora estoy convencido de que sentir algo de temor hacia lo que estoy haciendo es un buen síntoma, significa que el reto al que me enfrento es lo suficientemente bueno y voy por buen camino. Cuando eso me pasa, ya no busco quitarme el miedo, sino acostumbrarme a convivir con él. Solo me doy un último empujón y ya.