Somos responsables de nuestros éxitos y de nuestros fracasos. Pero convertirnos en protagonistas de nuestra propia vida nos tarda algunos años, dado que desde que nacemos escuchamos muchas voces que nos dicen lo que tenemos que comer, vestir, aprender, decir y hacer para formar parte de la comunidad. Por ello se nos hace difícil reconocer que muchas tareas personales solo pueden ser realizadas por nosotros mismos. He aquí una pequeña lista de lo que nadie puede hacer por ti, aunque lo intenten: 

Solucionar tus problemas, aunque puedan darte los más diversos consejos. Madurar, aunque puedan brindarte experiencias de todo tipo. Aprender, aunque puedan enseñarte. Enfrentar tus miedos, aunque puedan darte confianza en ti mismo. Superar tus fracasos y frustraciones, aunque puedan abrazarte y decirte que todo va a estar bien. Perdonar, aunque puedan perdonarte. Convertirte en un profesional de provecho, aunque puedan enseñarte teorías, contenidos, métodos y técnicas. Convertirte en una persona íntegra, aunque puedan darte buenos ejemplos. Identificar tu vocación, aunque puedan ayudarte a reconocer tus talentos. Vivir tu vida, aunque te quieran decir cómo hacerlo. Trascender.